María Idalia Gómez

Antes de 2010 comenzó la incursión canadiense en México. Pero esa llegada fue una invasión  mafiosa del país del norte.

Desde entonces, el gobierno mexicano no le dio seguimiento, perdió la oportunidad de comprender sus intereses y sus vínculos con grupos criminales mexicano. Ahora, de nuevo, los muertos aparecen en Quintana Roo, pero antes fue en Sinaloa, Nayarit y toda la costa del Pacífico, incluso la Ciudad de México.

Cuando este gobierno llegó al poder no encontró referencias sobre los grupos mafiosos canadienses, qué buscaban y cuáles eran sus contactos. Lo malo es que tampoco le interesó dar seguimiento al tema y, por ello, no se lleva un seguimiento de los líderes mafiosos que se han instalado en el territorio.

Ni siquiera a Canadá le ha importado, ni a Estados Unidos. Pero es un peligro real, al menos para México.

Recordemos lo que ha ocurrido en los últimos 10 años en el territorio. Daniele Ranieri fue encontrado atado en una zanja en Cancún, en marzo de 2018. Este personaje se hacía llamar Diego Ramírez Díaz y, de acuerdo con las autoridades canadienses, estaba conectado con la organización criminal de Vito Rizzuto, con sede en Montreal.

Otro personaje, socio de Ranieri, Michael Graham Cudmore, fue encontrado muerto en junio de 2020 en un automóvil abandonado, en una carretera de México.

Pero los casos siguen. Joseph Catroppa fue asesinado a tiros frente a un hotel en Cancún, en septiembre de 2020. Y como si fuera película hollywoodiense, el padrino de boda de este personaje fue Angelo Musitano, muy conocido en Canadá y quien luego fue asesinado en ese país.

En 2018, Nabil Alkhalil, otro personaje identificado como pieza clave de la mafia canadiense, fue asesinado en la Ciudad de México. Manejaba una concesionaria de autos de lujo y fue vinculado a la mafia criminal Wolfpack Alliance.

En Guadalajara fue asesinado, en 2018, Guiseppe Bugge, quien fue vinculado a los Hells Angels. El crimen ocurrió en agosto de 2018.

Ese mismo año, Jodh Singh Manj fue asesinado en diciembre, después de salir de un gimnasio, en Santa Fe.

Salih Abdulaziz Sahbaz fue asesinado en enero de 2012, en Sinaloa. Y otro más, Thomas Gisby, fue abatido en Nuevo Vallarta, en abril de 2012. 

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